Hoy, investigando un poco sobre la historia del nudismo en general y la de Cantarriján en particular, he podido retrotraerme hasta los mismos albores del nacimiento del nudismo “legalizado” en nuestro país. Espero que ésta historia que os narro hoy, la encontréis tan interesante como a mi me ha resultado el conocerla.
Mucho antes de que el naturismo se autorizara en las primeras playas de nuestro país, mucho antes de que el nudismo se llegará a regular internacionalmente y que dejara de ser perseguido, o incluso penado, por las leyes de la época, la gente ya acudía a Cantarriján para bañarse y tomar el sol desnuda.
La limpieza de sus aguas, el estar lejos de la carretera y, además, tener varios obstáculos naturales que impedían la vista desde el exterior, hacían de ella una playa idónea para ésta práctica.
Los tiempos oscuros que precedieron y que se recrudecieron durante la Guerra Civil Española, vetaron todo recuerdo de libertad. El pensamiento nudista, como otras muchas ideas liberales surgidas de la sociedad de la época, se hizo impensable de practicar o, ni tan siquiera, de mencionar. Cantarriján quedó en silencio. Tanto, como las voces que un día rieron y disfrutaron en sus arenas.
Mucho tuvo de pasar en nuestro país hasta ver el final del Régimen franquista y permitirse la llegada de la Democracia a España.
Branco Bruckner, un ingeniero agrónomo yugoslavo nacionalizado español, y funcionario del Ministerio de Agricultura, fue una de esas mentes, pioneras y poco reconocidas, que surgieron con la llegada de un nuevo periodo de luz y libertad.
Apoyado por la FNI (Federación Naturista Internacional) abanderó el movimiento nudista en Andalucía, creando en marzo de 1978 (pocas semanas después del nacimiento de la FEN) su primera asociación regional oficial, ANA (que así se llamaba por aquel entonces la Asociación Naturista de Andalucía).
Pocas personas han hecho tanto en tan poco tiempo por el nudismo.
Una vez regulada en España la práctica del nudismo mediante una orden ministerial, Bruckner conseguía que se inaugurara en la provincia de Almería el primer camping naturista de la Península (Las Palmeras) y, muy poco tiempo después, comenzarían las obras de lo que hoy es Costa Natura, en Estepona, el primer complejo nudista del país, adelantándose así a la imparable irrupción en España del naturismo.
Cuando el verano de 1982 tocaba a su fin, el Gobierno Civil de Granada remitía al Ayuntamiento de Almuñécar una nota mediante la cual autorizaba oficialmente, a la playa de Cantarriján, la práctica del naturismo. Primero, sólo en un área delimitada y más tarde, en toda su extensión.
El logro fue de Bruckner y de su Asociación Naturista, quien vio en Cantarriján el paraíso que hoy todos sabemos que es y que luchó con todos sus medios, para que no se construyeran en ella las 500 viviendas vacacionales que, en pleno boom turístico surgido tras la Transición Española, se había proyectado construir casi a pie de playa.
En ésta tarde fría y lluviosa de marzo, sentado en un ordenador que acusa ya el paso del tiempo, y a casi 36 años de su logro para nuestra playa, éste cantarrijano quiere dar las gracias a Branco Bruckner por ser un referente indispensable del nudismo en España, por hacernos ver la importancia de estar asociados y unidos por una misma causa común. Que la lucha por conseguir lugares donde el nudismo esté presente, sigue siendo importante. Que no hay que acomodarse en la pasividad y que lo de “nudista” no sea un mero adjetivo que adorne el nombre de una asociación.
Pero sobre todo, quiero agradecerle el volver a recordarme que Cantarriján no debe perder lo que un día él ayudo a conseguir que fuera: Una de las primeras playas naturistas autorizadas y reconocidas a nivel nacional en un paraje, hoy, protegido por Leyes y ordenanzas estatales.
Curioso e interesante documento, que explica cómo se inició la posibilidad de desnudarse en la época de la transición, el inicio del asociacionismo en Andalucía y ese primer y peculiar permiso concedido a Cantarriján para autorizar el nudismo por un año… prorrogable.
Es una joya el artículo y el documento que aporta el mismo.
Como ha cambiado la sociedad, además de otras condiciones de edad y evitar que pudiera verse a la gente desnuda desde fuera, exigían poner carteles para indicar que en esta playa era nudista para que la gente que no se desnudara no entrara… Hoy, por desgracia, pedimos poner eso mismos carteles para recordar que en esas playas se recomienda estar desnudos y evitar el textilismo.
Gracias a Branko Buchner por iniciar el camino… y a todos los que cogen el testigo para continuarlo!!