EL CORONAVIRUS Y UN VERANO DE INCERTIDUMBRE

El Covid-19 nos ha hecho ser conscientes de nuestro verdadero nivel de globalización y de hasta que punto insospechado habíamos logrado alcanzarlo.

Nadie podía pensar (o quería creer) que aquella primera persona infectada el mes de Diciembre de 2019 en la lejana ciudad china de Wuhan, acabaría desbordando todos los sistemas sanitarios mundiales, provocando cientos de miles de fallecidos, cerrando fronteras, sumiendo al mundo en una gran depresión económica o recluyendo a millones de personas en las casas de, prácticamente, todas las ciudades y núcleos de población existentes.

Nadie sabe a ciencia cierta cuando empezará la flexibilización del confinamiento y cómo se hará. Hay Gobiernos que han llegado más tarde a tomar conciencia de la pandemia, asumiendo con dolor las consecuencias del coronavirus en sus territorios, pese al precedente visto en otros países. 

Y es que el virus no entiende de primeras o terceras potencias, ni de talismanes o creencias ideológicas. La enfermedad comienza con una tos que no distingue de sexos, colores de piel o status social.

Pero no es éste el motivo de nuestra entrada, que para hablar de algo que ya todos sabemos y comprendemos (excepto algunos insolidarios) ya hay expertos y analistas más capacitados que nosotros, una simple asociación nudista.

Hoy queríamos hablaros sobre los efectos del post-Covid y su repercusión a nivel nudismo, alejándonos un poco (aunque jamás olvidando) de las tremendas pérdidas a nivel personal que estamos padeciendo.

Ahora que, y como cantaba Sabina, ya le ponemos nombre a “quién me ha robado el mes de Abril” y a quién nos ha dejado sin Feria de Sevilla o sin Semana Santa, muchos se están preguntando qué va a pasar con los meses estivales de julio y agosto. Unos meses que van a estar marcados, en mayor o menor medida, por la evolución que tenga ésta pandemia vírica en nuestro país.

Si, lo sabemos. Parece muy descabellado hablar de las vacaciones de verano con la que nos está cayendo, pero muchos (incluso los medios de comunicación) ya empiezan a tratar sobre un tema que, cómo digo, no es motivo de primera preocupación, pero que si manifiesta cuestiones que vienen a nuestra mente de manera recurrente. Y sobre todo ahora, cuando el sol comienza a dejarse ver un poco más en el cielo  y a picar en la piel desnuda de los que tienen la suerte de disfrutar de terrazas, jardines privados o de balcones.

Pero…¿qué va a pasar con el veraneo en 2020? ¿Podremos ir a nuestras playas o seguirán izando banderas rojas? Y de poder hacerlo, ¿se controlará el número de asistentes?, ¿Tendremos que respetar distancias? ¿las mascarillas nos acompañarán y serán las únicas marcas de sol en nuestro cuerpo?.

Pues, aunque aún no están nada claras éstas cuestiones, si que vamos a recopilar una serie de respuestas ofrecidas por expertos a los que ya se les ha preguntado sobre todo esto y sobre otros puntos al respecto.

La incógnita sobre el verano

En lo que si coinciden prácticamente todos ellos, es en que va a ser un verano complicado.

Mientras escribimos estas palabras, la economía nacional se ha desplomado un 8%.

El Turismo internacional se da prácticamente por perdido éste año. El sector turístico aporta unos 300.000 millones de euros al PIB (un 12,5% del total). De esos ingresos, casi 93.000 millones pertenecen directamente a lo ingresado del turismo proveniente de otros países. 

Eso, para empezar, ya es un varapalo importante para la economía nacional y para todos los que, directa o indirectamente, se benefician de los ingresos que con él se generan (Hoteles, apartamentos, touroperadores, restaurantes y chiringuitos, comercios, alimentación, etc…). Por lo que casi lo único que podría salvar una parte del verano, sería el turismo patrio. El nacional.

Pero claro, esto nos lleva a otra cuestión a tener en cuenta.

A fecha de hoy, se han producido en España alrededor de 450.000 ERTES, que así se les llama a las regulaciones temporales de empleo a la que muchas empresas no han tenido más remedio que recurrir, dejando en una situación sólo comparable a la Gran Depresión de los años 30, a 3,5 millones de personas que pasan a ocupar la descomunal tasa de paro que se ha generado por el Covid.

Como decimos, son regulaciones de carácter temporal y la gran mayoría volverá a ocupar sus puestos en un futuro. Aunque esto, no sucederá inmediatamente. Para que laboralmente las empresas puedan deshacer sus ERTES (y algunas de ellas es posible que no puedan hacerlo y tengan que transformarlos en ERES), será a través de un lento y escalonado proceso que tomará semanas o incluso meses.

Y en éste panorama tan desolador, ¿como podrán los españoles irse de vacaciones y así, salvar a otros cientos de miles de personas que se sustentan a través del sector turístico? Da la impresión de ser la pescadilla que se muerde la cola. 

Debido a la incertidumbre generada ante el recorrido temporal del virus, ya se han producido miles de cancelaciones vacacionales.

Pero aunque parezca un despropósito ahora, de cara al futuro más inmediato, es mejor pensar con una previsión de largo plazo.

Muchas administraciones, a través de sus áreas y patronatos turísticos, están solicitando a aquellos que ya tenían su paquete vacacional reservado o pagado, que no cancelen sus viajes y estancias.

Desde la concejalía de Turismo y Playas de Almuñécar, por ejemplo, es lo que se les está pidiendo a todos los turistas que esperaban éste año, y creemos que es lo más acertado y lo más óptimo: No cancelar, sólo cambiar las fechas.

Y esta sería, posiblemente, la medida más sensata para paliar el tremendo daño que sufrirá nuestra economía nacional. Porque podría ser un mal verano, si…pero no tiene porqué ser todo un mal año.

Si no se lograra consiguir eso, las repercusiones económicas de ésta pandemia podrían ser catastróficas y prolongarse mucho más allá de éste 2020.

Y una vez expuesto el escenario, es momento de colocar los muebles.

La playa en tiempos del Coronavirus

Suponiendo que, finalmente, se produjera ese movimiento del turismo nacional en, por ejemplo, las zonas costeras…¿habrá con seguridad una apertura de las playas?

Todo depende, como decíamos, de la evolución y de la efectividad de las medidas adoptadas por el Gobierno durante la crisis, pero muchos expertos opinan que si. Que gracias a ellas y a la llegada del calor, el riesgo de contagio del Covid-19 se reducirá sustancialmente, al menos hasta la llegada del próximo otoño, momento del que hablan podría ser la segunda oleada del virus.

Pero eso no va a ser excusa para dejar la prevención a un lado. Que, en todo caso, no sería más que una pequeña tregua momentánea para que los españoles podamos relajarnos un tiempo y para que la economía pueda respirar.

Y es que, de reabrirse las playas, lo más probable que suceda es que la estancia en ellas se acote a un número limitado de personas. 

O que haya que respetar la distancia mínima de seguridad establecida a dos metros, desde toalla a toalla o desde hamaca a hamaca.

Así lo ha asegurado, hace apenas unas horas antes de escribir éste artículo, la Ministra de Turismo Reyes Maroto: “Sobre cómo se va a poder disfrutar de nuestras playas, estamos definiendo distintos escenarios. Es muy importante que se mantengan las recomendaciones sanitarias. Vamos a tener que interiorizar lo que ya estamos haciendo ahora: el lavado de manos, el distanciamiento social (…) Las aglomeraciones van a tener limitaciones para mantener la distancia de seguridad, incluso en las playas”,

Y que, posiblemente, tengamos que usar la mascarilla de rigor, como ya dejan caer algunos virólogos y epidemiólogos de renombre.

En la República Checa, cuyo confinamiento no está siendo tan estricto como en otros países como España o Italia, las autoridades han decretado a los nudistas que deben de hacer uso obligatorio de las mascarillas. (podéis leer la noticia AQUÍ)

Como poco, va a ser curioso vernos desnudos con mascarilla puesta pero…es muy probable que así vivamos durante este verano y durante algún tiempo más, al menos hasta que la vacuna contra éste coronavirus esté desarrollada, testada y distribuida a toda la población.

Cantarriján y el Nudismo post-Covid

En el caso de Cantarriján, nuestra playa, sentimos cierta preocupación sobre cómo se vivirá el verano.

El hecho de poder contar con el ya clásico y obligado bus lanzadera para acceder a la playa (aún no nos queda claro si habrá o no bus éste año), podría ayudar a controlar el número de entradas a Cantarriján, eso es cierto. 

Pero teniendo en cuenta que la distancia de seguridad deberá igualmente respetarse en el bus de bajada y subida (además de en la playa, claro), podría traducirse en enormes colas diarias de personas esperando, desde primeras horas de la mañana, para acceder a la taquilla de venta de tickets. Y eso sólo para adquirir un billete que de acceso al autobús…

De igual manera, se tendrá que respetar la distancia en las mesas y en las barras de los chiringuitos, lo que va a mermar aún más el número de personas que puedan acudir a ellos, causando un daño aún mayor a los actuales y complicados tiempos que está viviendo el sector de la restauración en Cantarriján, cuyo locales se cerraron tal y como dictaba la orden acordada en el Estado de Alarma.

Y todo esto, claro está, deberá ser vigilado y observado por los agentes de la autoridad pertinente. No sólo para velar por el cumplimiento de las restricciones, sino para evitar tanto las “pérdidas de paciencia” de los bañistas haciendo cola, como para controlar la llegada masiva de los bañistas de otras playas urbanas que esperan encontrar allí, al estar Cantarriján más alejada del núcleo urbano, menos control del que habrá en sus arenales habituales.

Bañistas que, además, no van allí a practicar nudismo, por lo que el nudismo cantarrijano (al igual que el existentes en otras calas alejadas de la civilización de toda España) podría verse seriamente dañado.

Pero…¿habrá polícía y guardia civil suficiente para controlar todos estos aspectos en cada una de las playas existentes? No tenemos respuesta para eso.

Si además añadimos, que las actividades pronudistas que se realizan cada año allí y en otras playas, estarán probablemente prohibidas por la limitación de distancia y número, éste verano podría ser un “annus horribilis” para los nudistas.

O quizás no.

Quizás ocurra lo contrario. Que el número de bañistas que acudan, se reduzca al saberse el tiempo de espera y a la no seguridad de poder acceder. Para eso, los nudistas somos más fieles y pacientes. Y ello podría llevar a que 2020 sea el verano más nudista en Cantarriján. Por soñar que no quede.

Nadie puede preveer lo que va a ocurrir con exactitud, por mucho experto que lo asegure. Por eso, hemos querido presentar aquí algunos de los contextos posibles, atendiendo a las restricciones que podríamos tener si las playas finalmente se abren.

Pero no hay duda de que en cada lugar, se vivirá de una manera diferente. Con más pros que contras o con más contras que pros.

Para finalizar, quisiéramos decir que tal vez éste parezca un muy negativo esquema de como podría dibujarse el futuro en los próximos meses tras la “superación” de la crisis pandémica. Y es posible que lo sea. De igual manera, también es posible que todo tenga una mejor solución que nos evite siquiera volver a pensar en estos escenarios tan crudos.

Pero aún así, y sabiendo todo lo que se nos puede venir encima, es importante no abandonar nuestros paraísos nudistas. Seguir yendo y desnudándonos en ellos, comiendo y bebiendo en sus restaurantes, por mucho bañista textil que nos podamos encontrar, por mucha distancia que debamos guardar. Eso hoy, nos debe dar más igual que nunca si finalmente podemos ir a la playa y disfrutarla.

Porque esto pasará y aunque la convivencia forzosa con el nuevo coronavirus durante los próximos años va a ser más que probable, nuestra vida debe seguir adelante. Y seguramente, nos obligue a reinventar también nuestra manera de vivir el nudismo o a como van a tener que funcionar las asociaciones naturistas a partir de ahora. Se perderán cosas y se ganarán otras.

Pero lo que jamás debemos perder, son las buenas cosas que tanto nos han hecho disfrutar de la vida: Desnudarnos, compartir mil puestas de sol con los amigos o tomarnos una cerveza helada.

Ni una fría mascarilla nos podrá hacer renunciar a eso. Nunca.

Un comentario

  1. Pepe Baca

    Muchas incógnitas , pero lo que sí está claro es que el nudismo no se va a terminar con esto y si este año no podemos ir a la playa , el año que viene seguro que estaremos todos allí y disfrutaremos a tope de lo que más nos gustas
    Mucho ánimo y entre todos lo conseguiremos

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